lunes, 14 de diciembre de 2020

6 Películas con un enfoque Contextual

 

No he querido titular a este artículo "X películas psicológicas" porque se podría pensar que en esta enumeración se va a encontrar el mismo contenido que en el 99% de listas que llevan por título esta frase (o derivadas): películas cuyos personajes presentan claramente algún tipo de trastorno mental o películas -algunas sólo supuestamente- complejas que suponen un desafío para el espectador en mayor o menor medida y suelen contener un giro final. No va de eso esta lista. En este artículo he agrupado seis películas que ilustran bastante bien algunos conceptos que debemos tener claros si queremos trabajar desde las terapias contextuales. Así pues, no me enrollo más y, evitando los spoilers en la medida de lo posible, vamos con la primera:


1 -
La leyenda del pianista en el océano (Giuseppe Tornatore, 1998)

Sin entrar en detalles, esta película nos muestra a un personaje (Tim Roth) que se encuentra muy cómodo en un mundo muy pequeño. Vive haciendo muy poco y, paradójicamente, casi sin vivir, pero esto le funciona. Su conducta es aplaudida y reforzada por los demás, excepto por un amigo que se preocupa por su forma tan extraña de habitar el mundo y de vez en cuando le insiste en que debe salir de allí. Pero el protagonista, lejos de hacerle caso, sólo se reafirma en su estilo de vida. Una vez lo intenta, sí, pero se echa atrás antes siquiera de haber experimentado cómo habría sido. Así, la película nos lleva a un final que funciona como una perfecta metáfora de cómo la evitación experiencial nos puede llevar a la autodestrucción. Una película tan bella como triste, que te hace preguntarte qué habría pasado si el amigo del protagonista hubiese sabido aplicar la desesperanza creativa.

 

2 - Coraline (Henry Selick, 2009)

En contraposición con la película anterior, que nos mostraba cómo una persona sucumbía a la evitación experiencial, en Coraline, una película que marcó un antes y un después en el mundo del stop-motion, seguimos a un personaje que, lejos de evitar una situación desagradable, decide plantarle cara. La película es la adaptación de la novela homónima de Neil Gaiman (2002) y omite un diálogo clave sobre esto, en el que Coraline le cuenta a un gato cómo había aprendido lo que era el coraje: No consiste en realizar algo heroico en una situación arriesgada cuando ya estabas en esa situación, sino ir deliberadamente a ella aun siendo consciente de su riesgo. Pero, aunque este diálogo no aparezca en la película, se nos ilustra perfectamente mostrándonos cómo Coraline, tras huir de un lugar que le provocaba auténtico horror, y teniendo la opción de cerrar esa puerta con llave y no volver jamás, decide regresar aun estando muerta de miedo. Y esta vez la película no termina en destrucción, sino que Coraline es capaz de conseguir aquello que buscaba, exponiéndonos la importancia de ser capaces de entrar en contacto con nuestras emociones más desagradables y, aun así, ser capaces de actuar dentro del contexto que nos las provoca.

 

3 - Nebraska (Alexander Payne, 2013)

Pero ¿por qué decidió Coraline regresar a un sitio así, a pesar de las emociones que sentía? Porque allí había algo importante. Algo que la movía por dentro. Y de eso va Nebraska: de todo lo que nos puede mover el hecho de tener un objetivo y, por ello, de la relevancia que tiene el trabajo de los valores personales y las metas vitales de los consultantes en terapia. Y algo más: que esos valores muchas veces no irán en consonancia con los nuestros. ¿Cómo se las apaña la película para mostrarnos esto? Porque, como espectadores, sabemos que el motivo que mueve al protagonista de Nebraska (un anciano -Bruce Dern- cuya vida lleva mucho tiempo marchitándose) es absurdo: una promesa de un premio de miles de dólares que le ha llegado por correo y que todas las personas que lo rodean saben que es falso, como esos folletos de casas de empeños que por una cara asemejan un billete de 200 euros. Y todos los personajes entran en la dinámica de juzgar al anciano por perseguir algo que les parece una tontería, pero él sigue empeñado en hacerlo. Y esto, que en un primer momento parece carente de sentido, sirve para arrancarlo de la monotonía de su vida, y emprende un viaje que lo llevará muy lejos, un viaje en el que, a causa de esto, poco a poco se terminarán reafirmando lazos familiares, resolviendo diferencias y cerrando heridas del pasado. Así, el espectador aprende cómo no es procedente juzgar el valor vital o el objetivo de una persona, si éste, a fin de cuentas, va a ser el motor que genere un cambio positivo en su vida mediante su activación para perseguirlo.

 

4 - Mystic River (Clint Eastwood, 2003)

Y sobre la tendencia al juicio va esta película. Concretamente, sobre la estigmatización. Porque conocer la historia personal de una persona tiene sus pros, pero también puede tener sus contras. Así, esta película nos muestra las dos caras de la estigmatización: conocemos a un personaje (Tim Robbins) con un pasado extremadamente traumático y que quedó visiblemente afectado y "tocado" por ello. Por un lado, vemos cómo esto genera una actitud complaciente de quienes lo saben para con él; comprensión, cierta condescendencia, paternalismo, etcétera. Esto podría ser positivo para la persona si la película hubiese seguido un discurso moralizador del tipo "pobrecitas las personas con trastornos, hay que ser más benévolas con ellas". Pero no, la película no tarda en hablarnos de la otra cara de la estigmatización, que son las asunciones, las atribuciones, el "ya sabes cómo es", y, cuando se comete un crimen en su entorno cercano, las personas que "lo conocen" no dudan de tener claro que él debe ser el culpable, con consecuencias de lo más amargas.

 

5 - Ruby Sparks (Valerie Faris y Jonathan Dayton, 2012)

En esta película nos presentan a un personaje (Paul Dano) que descubre una insólita capacidad: aquello que escribe se hace realidad. Así, describe sobre el papel a la chica de sus sueños (Zoe Kazan) y ésta enseguida cobra vida. Poco a poco, conforme descubre aspectos que no le gustan de ella, va modificando lo escrito para cambiarla, pero de algún modo las cosas nunca salen justo como él quería en un principio y esto lo lleva a la desesperación y a la búsqueda de una salida a esta situación. Es una película genial que se podría analizar desde muchos prismas. Uno de ellos, el más evidente, es de la Terapia de pareja y las diversas dinámicas que llevan a la trampa mutua, pero otro, a nivel más metafórico y que nos va a servir de puente para la siguiente película, es éste: por más que queramos, hay ciertas cosas que nunca vamos a poder controlar, ni siquiera aquello que hemos creado nosotros mismos -como pueden ser, también, los pensamientos y las emociones-, pero sí que podemos cambiar la forma en la que nos relacionamos con ello.

 

6 - The Babadook (Jennifer Kent, 2014)

Lo que nos lleva a Babadook. Esta película nos cuenta un drama humano en clave de terror que es, una vez más, una analogía muy clara. Esta vez, sobre el paradigma Control Vs Aceptación. La historia va mostrando cómo el contexto de nuestro personaje (Essie Davis) se vuelve opresivo y estresante, a la par que aparece en casa un misterioso monstruo (el Babadook) que podemos ver a través de los ojos de su hijo (Noah Wiseman) y cuyas apariciones van en consonancia con las reacciones, cada vez más erráticas y agresivas, de la madre a su contexto. No tardamos en comprender el juego de paralelismos, cómo el monstruo es una representación visual de las emociones de la madre y sus apariciones son los intentos fallidos por controlarlas. Al final de la película el monstruo no se va por medio de un exorcismo, como ocurriría habitualmente, sino que permanece en la casa, conviviendo con ellos, pero ya no los aterroriza. Simplemente está allí, y de vez en cuando la madre, que ha cambiado la forma en la que se relaciona con sus propios eventos internos, baja de vez en cuando, lo ve, lo supervisa, incluso le da algo de comer, pero lo deja estar ahí, y el monstruo la deja vivir a ella. Quizá sea una de las mejores metáforas sobre la aceptación que he visto representadas en la gran pantalla.